31 mar 2007

Facturas

Estaba en la esquina de mi casa, yo y una pila de facturas que me llegaba hasta la cintura. Esas eran las que con tantos incovenientes había podido enumerar en toda la semana. A unos treinta metros, tres pilas más de aproximadamente la misma altura, todas ellas sin enumerar.
Me encontraba en un gran dilema, no me gustaba que estuvieran tan separadas, y menos en el medio de la calle, donde la lluvia o el viento las podrían arruinar. Quería juntarlas para poder vigilar a las dos, pero a su vez había quedado en llamar a mi novia en ese momento y el celular estaba en mi pieza.
De repente, lo temido ocurrió. Una chica estaba mirando las tres pilas con cara de qué hace esto acá. Las empezó a tocar. Yo corrí hacia ella y le grité: NO!...no las toques son mías!..La chica se asusto y se fue. Al darme vuelta, la pila de la que me aleje no estaba más. Miro las pilas cercanas y veo una en el piso, otra en brazos de un hombre y una tercera en un camión, junto a la primer pila desaparecida. Les gritaba que las dejaran pero no lo hacían. Intente golpearlos, pero me sentía como si estuviera debajo del agua. De nada sirvio seguir intentando. El camión se alejo. Las facturas ya no estaban. Sono el celular, lo saque del bolsillo con cara de extrañado. Atendí.

La semana que paso, en el trabajo, tuve que enumerar unas facturas. Todos los días pasaba algo que no me dajaba terminar. Dos veces se rompió la impresora y otras tuve que dejar porque había que hacer cosas más importantes. No imaginé nunca que no las iba a poder terminar por motivos como los contados anteriormente.

Es raro que me haya acordado tanto de un sueño. Y juraría que fue más largo porque al despertarme me acordaba de más detalles. Pero a esta hora ya no.

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