19 ago 2007

En el colectivo V

Ultimamente estoy más limpio. No por que ve bañe más seguido ni nada por el estilo, sino porque hace unos años que gracias a una persona empeze a cambiar un poco en algunas cosas. Digamos que me hizo y sigue haciendo ver las cosas de otra manera.

Cuando era más chico no le daba importancia a lo que un papelito le podía hacer a la calle, y ahora tampóco. Quiero decir, no analízo quimicamente que le pasa a el mundo si lo seguimos ensuciando, pero sí aprendí que gasto la misma energía en guardar lo que sea que voy a tirar en el bolsillo para después tirarlo en algun tacho que si lo tiro en el momento al piso. Es mi forma de colaborar, no es mucho pero intento y no, no voy a mentir, no lo hago siempre, estoy en proceso de cambio.

Ahora bien, el cambio lo estoy haciendo en la calle ya que hace mucho cambie en lugares públicos tales como la facultad, el cine, el colectivo, etc. No se si por una cuestión de maduréz, o de que se yo, pero veo tan estúpido escribir los asientos de los colectivos como tirar chicles en los pisos de los cines... Y más me molesta cuando la estupidez proviene de gente adulta.

Hace unos días iba sentado en unos de los asientos dobles del cole cuando se me sienta una señora de ponele 55 años. La susodicha tenía en mano la tarjeta magnética (para los de afuera: sistema de pago con el cual se abona el colectivo, muy parecida a la de los subtes de bs as. Descartables) y para mi sorpresa empezó a tratar de engancharla en la ranura de los asientos que separa la madera del respaldar del asiento de en frente con la cuerina que los cubre. No pudo no solo por infradotada sino también porque no pude contenerme y la tuve que interrumpir. "Señora, ¿no esta un poco grande para hacer eso?." Se limito a rebajarme con indeferencia y a mirar para el otro lado todo el viaje. Me dije "que pelotuda esta vieja, ya fue no te hagas mala sangre al pedo..."
Cuando llego el momento de bajarse, con la tarjeta en la mano todavía, probo engancharla dos veces más desesperada como si yo fuese a arrestarla por eso y al no poder la tiro rápido al piso y se fue corriendo para el fondo a tocar el timbre mientras me miraba de reojo con cara de superada.

Es curioso cuando a uno le sale el nene de 5 años de adentro. Ese al que le decís "un paso más y no comes postre" y mirandote desafiante te responde con una pisada lenta y decidida.

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